Debemos reafirmar la
importancia y carácter estratégico del Derecho Educativo en el desarrollo de
las sociedades contemporáneas.
Tenemos que convencernos que nuestro
mundo exterior, o mundo físico, es el reflejo de todas las creencias que tenemos
incorporadas en nuestro subconsciente y que han sido impregnadas durante nuestra
vida por múltiples factores.
Porque esas creencias las incorporamos
por haber escuchado los conceptos de nuestros mayores, de la familia, de la
escuela, de la sociedad, de los amigos, porque lo dicen los medios de
comunicación etc. etc.
Hoy hay que tener presente que no debemos
creer nada de lo que nos dicen sin haberlo experimentado, tampoco creas lo que
te estoy expresando sin haberlo antes experimentado.
Piensa que hasta ahora hemos aceptado
todas las calamidades del mundo como propias y las hemos adoptado como parte de
nuestra realidad, sin reflexionar y darnos cuenta, que nuestro mundo exterior,
es el reflejo de todas las creencias que tenemos alojadas en nuestro interior.
Los sistemas de creencias no son
nuestros, fueron impuestos, pero creemos, que son nuestros y la realidad es que
nos fueron introducidos durante nuestra vida, por los factores ya expresados
anteriormente.
Actuamos de acuerdo a esos sistemas de
creencias en forma automática, sin analizarlos.
Debemos darnos cuenta como padres,
como docentes que estamos llenos de sistemas de creencias y los defendemos como
si fueran nuestros, sin recapacitar.
También es necesario darnos cuenta que
lo que denominamos “tener razón”, es tan solo un sistema de creencia que cuando
dejemos de creerlo, lo eliminemos, colapsa, se termina.
Cuando lo experimentamos nos damos
cuenta que lo que llamamos realidad es un espejismo, donde las formas están por
encima del fondo, donde tener la razón es más importante que ser feliz, donde
el “deber ser” (que nutre a la norma) es más importante que el SER uno mismo.
De una vez por toda nos debemos dar
cuenta que lo que llamamos “normas de derecho” están sustentadas en el sistema que
sostiene la “razón”; que es tan solo un sistema de creencias impuestas a través
del miedo a la “sanción”.
Como padres, como docentes debemos
despertar y comprender que las escuelas de hoy siguen sumidas a sistemas de
creencias que fueron impuestos por terceros y por el sistema de creencias de
esos terceros y que se lo estamos trasmitiendo minuto a minuto a nuestros niños
por medio de la sociedad y de la escuela.
El fundamento de lo que estamos trasmitiendo
con tanto énfasis a nuestros niños y jóvenes en las escuelas, representan tan
solo el espejo de un sistema de creencias basado en lo que llamamos “razón” e
impuesto a través del la obediencia ciega que nos obliga un sistema creado y
sostenido por creencias.
Lo creamos o no, está todo establecido
en un determinado sistema de creencia, que compartamos o no, nos obliga a
ser obedientes, a someternos por miedo a la sanción y esa conducta se la
transferimos a nuestros educandos.
Estamos en un momento de cambio, dejando atrás las viejas creencias, que nos impusieron por generaciones, haciéndonos creer
que los niños no saben, que no hay que escucharlos, que los adultos tienen “la
razón”, que la mujer es el sexo débil; por ello el hombre tiene que mandar y la
mujer obedecer, que el que no tranza no avanza, que la media verdad es toda la
verdad, etc., etc.
Una visión del mundo que nos llevó a
ver la vida en blanco y negro y que nos dividió en buenos y malos, en premio y
castigo.
Es un mundo basado en la mente y no en
el espíritu que fuerza criterios, opiniones, convicciones, paradigmas, pautas
de comportamiento y conductas con base a un sistema de creencias.
La escuela, junto a la sociedad y a
los medios de comunicación nos va impregnando de creencias y nos va llevando a
una forma de ver el mundo de acuerdo a esas creencias.
En nuestra vida cotidiana, cuando
observamos lo que nos rodea o nos observamos a nosotros mismo, no estamos
viendo lo que nos rodea o viéndonos a nosotros mismo, sino que lo estamos
mirando a través de los lentes que pusieron en nosotros los sistemas de creencias,
lo que vemos siempre estará dado por nuestra forma de creer, e interpretamos
las cosas de conformidad con ello.
Cuando observamos por primera vez a
una persona comenzamos a juzgarla de conformidad con nuestros sistemas de
creencias, por su vestido, por su corte de pelo, por su forma de actuar etc.,
nuestra opinión siempre estará dada por la forma que nos enseñaron a creer.
Ha llegado el momento de comprender y
de cambiar, no podemos seguir sustentando en las escuelas y trasmitiendo todo
el tiempo los sistemas de creencias impuestas por intereses mezquinos que nos
llegan por medio de dogmas, doctrinas, mitos, etc.; que nos obliga a creer que
no somos seres humanos y que nos convirtió en consumidores racionales, en
esclavos modernos. Que nos “educaron” para aceptar las medias verdades del
sistema de la doble moral y aceptar la mentira oficial y los miedos y las
culpas, consintiendo la corrupción como forma de poder.
Todo lo que uno cree es lo que crea
como realidad.
Si queremos cambiar la realidad, no
nos quejemos, no dejemos a los “otros” que lo hagan; la forma de hacerlo es
cambiar nuestros sistemas de creencias.
Las personas son como son, no por lo
que dicen sino por lo que hacen. No es ver para creer, sino creer para ver.
CUANDO CAMBIEMOS LA FORMA DE VER LAS
COSAS, LAS COSAS CAMBIARAN DE FORMA.
Nota:
Para los que desean ampliar sobre el tema tratado en el documento
le sugiero leer el siguiente libro: “LA EVOLUCIÓN DEL DERECHO POR MEDIO DE LA
ESCUELA”.