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En 2018 CONGRESO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN DERECHO EDUCATIVO EN BRASIL



domingo, 8 de marzo de 2020

LA EVOLUCIÓN DEL “SER” CON LA EDUCACIÓN ESPIRITUAL


La sociedad actual ha experimentado una gran evolución a lo largo del tiempo, y como tal, la educación debería adaptarse a las necesidades de esta nueva realidad social, sin embargo, seguimos aprendiendo de la misma forma que aprendían nuestros mayores, a base de memorización de contenidos teóricos que olvidamos tiempo después de haberlos aprendidos.

La educación debe centrarse en el desarrollo integral de las personas, bregar por el crecimiento personal y social, acompañando el desarrollo de la capacidad creativa, basándose en la singularidad de cada educando.

Hoy en día hay que establecer programas curriculares de educación emocional y espiritual en el aula de todas las escuelas, como complemento a la formación integral.

La ejecución de estos programas, deben darse en forma paralela y continuada con la actividad de formación de todos los miembros de la comunidad educativa.

Cada vez con mas frecuencia se habla de educación espiritual, de la creciente necesidad de educar las emociones desde las primeras etapas de la niñez.

Es necesario en la actualidad, formar a los educandos en la emoción, la empatía y la creatividad.
Se aconseja como necesario dirigir la educación a las características socioemocionales de los alumnos, hacia su centro de interés, obviando la necesidad de alcanzar un objetivo final común para todos.

Ahora es el momento en que las emociones deben ser educadas a favor de una buena convivencia y el disfrute de una vida espiritual.

Creemos desde el Derecho Educativo, que es urgente incorporar a la educación la enseñanza de lo espiritual y emocional, como algo inherente al aprendizaje académico.

En la escuela de hoy, los efectos sobre variables socioafectivas (ejemplo: la autoestima) son prácticamente nulas.

El Derecho Educativo aboga por el desarrollo integral de las personas, por su crecimiento y evolución personal y social, por su formación espiritual y por el desarrollo de su capacidad creativa, basándose en la singularidad de cada individuo.

Con el avance de la tecnología, en la nueva era del conocimiento, debemos acompañar a la persona humana a conocer como acceder a esos conocimientos.

También a lograr desarrollar un espíritu critico que los haga reflexionar para llegar a ser unas personas integras capaces de vivir en plenitud.