La sociedad actual ha experimentado una gran evolución a lo
largo del tiempo, y como tal, la educación debería adaptarse a las necesidades
de esta nueva realidad social, sin embargo, seguimos aprendiendo de la misma
forma que aprendían nuestros mayores, a base de memorización de contenidos
teóricos que olvidamos tiempo después de haberlos aprendidos.
La educación debe centrarse en el desarrollo integral de las
personas, bregar por el crecimiento personal y social, acompañando el
desarrollo de la capacidad creativa, basándose en la singularidad de cada
educando.
Hoy en día hay que establecer programas curriculares de
educación emocional y espiritual en el aula de todas las escuelas, como
complemento a la formación integral.
La ejecución de estos programas, deben darse en forma
paralela y continuada con la actividad de formación de todos los miembros de la
comunidad educativa.
Cada vez con mas frecuencia se habla de educación
espiritual, de la creciente necesidad de educar las emociones desde las
primeras etapas de la niñez.
Es necesario en la actualidad, formar a los educandos en la
emoción, la empatía y la creatividad.
Se aconseja como necesario dirigir la educación a las
características socioemocionales de los alumnos, hacia su centro de interés,
obviando la necesidad de alcanzar un objetivo final común para todos.
Ahora es el momento en que las emociones deben ser educadas
a favor de una buena convivencia y el disfrute de una vida espiritual.
Creemos desde el Derecho Educativo, que es urgente
incorporar a la educación la enseñanza de lo espiritual y emocional, como algo
inherente al aprendizaje académico.
En la escuela de hoy, los efectos sobre variables
socioafectivas (ejemplo: la autoestima) son prácticamente nulas.
El Derecho Educativo aboga por el desarrollo integral de las
personas, por su crecimiento y evolución personal y social, por su formación
espiritual y por el desarrollo de su capacidad creativa, basándose en la
singularidad de cada individuo.
Con el avance de la tecnología, en la nueva era del
conocimiento, debemos acompañar a la persona humana a conocer como acceder a
esos conocimientos.
También a lograr desarrollar un espíritu critico que los
haga reflexionar para llegar a ser unas personas integras capaces de vivir en
plenitud.