El Derecho hasta hoy fue
concebido para la manipulación de la sociedad y lo realiza por medio de la
intimidación y de la amenaza explícita o implícita en el contenido de sus
normas. Se ha convertido a las normas en el principal recurso y/o herramienta
con que los poderes mundiales gobiernan a la población del planeta.
El derecho que nos rige hasta ahora se ha basado en
la amenaza de la sanción para su cumplimiento, toda norma lleva incita la
coacción para su acatamiento; y si buscamos el significado de coacción en el
diccionario jurídico, este nos define a la misma como: “Fuerza o violencia que
se hace a una persona para obligarla a decir o ejecutar algo”. Es decir que la
persona cumple lo rescripto en la norma por MIEDO a la sanción y no por
convencimiento de la necesidad de su cumplimiento.
La Real Academia Española define en su diccionario
que el miedo es “una perturbación angustiante del estado del ánimo ante una
situación de riesgo o daño, sea este real o imaginario”. La amenaza de castigo
en las normas activa en el ser humano una serie de mecanismos que se
manifestaran en el cuerpo como una reacción de estrés.
Advertimos de ese modo que el MALTRATO se encuentra
enmascarado en los usos del derecho, si bien muchos usos sociales están siendo
dejados de lado o reemplazados por otros, aun siguen vigentes en las normas que
son utilizadas para regir a la sociedad y a la escuela.
Las violencias más difundidas socialmente hasta ahora
son la de género y el abuso infantil, dejando de lado la VIOLENCIA DE LAS
NORMAS Y SU MANIPULACIÓN.
No existe posibilidad alguna de ignorar que la
manipulación es una de las maneras más perversa de MALTRATO. Una sociedad en la
que la manipulación es moneda corriente entre los individuos que la integran
expresa una conducta social anacrónica y brutal.
Es decir que si seguimos ignorando la violencia que
nos entrega las normas basadas en la coacción estamos ejerciendo maltrato y
violencia que engendra más violencia alejándonos de los valores que pregona la
cultura de paz. También con este procedimiento provocamos la emociones toxica
que emanan del miedo, como la ira, los celos etc.
Entendemos que la única manera de escapar de la
asechanza del miedo y las manipulaciones que se ejercen por medio de las normas
actuales, es formar a la comunidad educativa para que formalice disposiciones
de convivencia cuyo contenido se basen en la emoción del amor y en todas las
emociones que emanan de él.
Cuando las normas –como sucede comúnmente- son
impuestas por terceros, sin la participación de todos, no existe hacia el ser
humano el debido respeto y se presta
para la manipulación por intermedio de la coacción, al no darte participación
en su concreción, da por hecho que no eres lo suficientemente capaz o
inteligente para su realización, tratando por este medio controlarte y quitarte
tu libre albedrío.
En cambio cuando los integrantes de la comunidad
educativa participan en la concreción de la norma se pondrán de acuerdo y
buscaran satisfacer el objetivo común, sin tratar de controlarse los unos a los
otros. Es decir que la norma que se realiza con la intervención de todos los
integrantes de la comunidad, sin egoísmos y consiente del objetivo común, los
hace responsable a todos del cumplimiento de lo normado.
Por contrario lo realizado por terceros con la
amenaza de la sanción como miedo para su acatamiento provocará el intento de
evitar la responsabilidad de su cumplimiento.
Es por eso que en la nueva escuela las normas de
convivencia tienen que hacerse con la participación de todos los integrantes de
la comunidad educativa, sintiéndose protagonistas, y pensando siempre que todos
y cada uno son lo suficientemente capaces para hacer lo mejor para la escuela y
la sociedad.
EL Derecho Educativo debe formar en el amor.
La naturaleza del Derecho Educativo es el amor.Al
hablar de amor, nos referimos al amor incondicional, que existe cuando no hay
posesión, cuando no hay condena, cuando no se realizan las ambiciones
personales.
Como expresamos en documentos anteriores las normas
que sustenta la escuela actual tienen el mismo sentido de las creencias de sus
protagonistas. Los actores educativos en la actualidad valoran todo lo que
proviene de la mente racional, acorde con una sociedad sumida en la práctica de
valores y creencias totalmente materialistas.
Hoy la escuela y la sociedad necesitan formarse en el
conocimiento y la práctica de hábitos y emociones que desarrollen en el alma
humana la cultura del amor y el rechazo del miedo como herramienta de
manipulación por parte de la norma para lograr su cumplimiento.
Si reflexionamos que cuando cumplimos un mandato
normativo por miedo a la amenaza de la sanción que contiene la misma, lo
hacemos por evitar un castigo y no por estar colaborando con el bien común.
Siempre hemos convivido con normas autoritarias que
basadas en el miedo creaba nuestras obligaciones diarias; por eso ahora
proponemos crear en la escuela normas basadas en el amor, cuyo cumplimiento se
fundamentará en la concientización de la responsabilidad de todos para
cumplirlas y ayudar a cumplirlas.
Una norma de convivencia basada en el amor no tiene
expectativas, en cambio la que se basa en el miedo está llena de expectativas,
acatamos el mandato normativo porque suponemos que tenemos que hacerlo y
esperamos que los demás hagan lo mismo, y si no se cumple nos sentimos
victimas, culpamos a los demás por no satisfacer las expectativas.
Cuando las normas de convivencia se basa en el amor,
no tiene expectativas, hacemos lo prescripto porque tenemos la conciencia de
que su cumplimiento es útil para nosotros y para toda la comunidad ya que se
basa en el bien común.
Cuando cumplimos las normas por miedo a que no
sancionen, estamos atentos a escaparnos de nuestra obligación sin tener
conciencia de la bondad de su cumplimiento y solo sentimos resistencia a
hacerlo. En cambio la norma basada en el amor, no tiene resistencia, ya que lo
hacemos por el bien de la comunidad.