Tenemos que usar al
Derecho Educativo como una herramienta eficaz para cambiar los paradigmas del
derecho actual y para lograr revertir la pronunciada tendencia general a la ilegalidad y a la anomia y conseguir
que las normas que regulan el comportamiento humano recuperen su validez y se
revierta el proceso de descomposición de las representaciones colectivas
(ausencia, confusión y conflicto de valores) y el colapso de la estructura
socio-cultural actual.
Para ello debemos
concientizar a la comunidad escolar que
la escuela constituye un ámbito donde, se deben regular las acciones de todos
los miembros de la sociedad educativa, para resolver los conflictos en forma
pacífica, por medio del diálogo, la
cooperación, la solidaridad y la ayuda mutua.
Los propios valores, normas y hábitos más que estar dados como algo bien
elaborado, son construidos cooperativamente en el propio proceso de
elaboración y planificación de la acción escolar, mediante el diálogo, debate y deliberación. También aquí el propio
proceso tiene que ser expresión de la democracia escolar, construyendo
progresivamente un espíritu de colaboración en la escuela, entre los docentes en primer lugar (abandonando parte del
tradicional individualismo), de los alumnos y de la propia familia.
Al final los valores, hábitos y normas acordados deben llegar a vivirse
en la escuela y cada clase, para lo que debe haber sido relevante el consenso y
compromiso alcanzado en el
propio proceso; para lograr las trasformaciones necesarias hoy en la sociedad y
en la cultura; dando repuesta así a los reclamos de una nueva visión jurídica.
El Derecho
Educativo mediante la aplicación de su visión multidimensional, debe lograr,
para las generaciones actuales y las venideras, una sociedad más justa y
tolerante; propiciando la creación de normas de convivencia pacíficas para con
ella y para con los otros pueblos con los que convive; colaborando con todos
aquellos que han decidido adherirse y participar en la construcción de un
programa que respete las vidas y la dignidad de cada persona, sin
discriminación ni prejuicios; rechazando la violencia en todas sus formas;
cultivando la generosidad; a fin de terminar con las exclusiones y las
injusticias; defendiendo el diálogo, preservando el planeta promoviendo un
consumo responsable y un equilibrio de los recursos naturales; y, ayude a la
plena participación de todos y todas bajos los principios democráticos.