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martes, 17 de octubre de 2017

EL CAMBIO INSTITUCIONAL Y VIVENCIAL

La escuela de hoy esta compenetrada de un vivir puramente materialista.

Las normas que la sustentan tienen el mismo sentido de lo que creen sus protagonistas en general y dejan de al lado una visión distinta que reconozca un grado de espiritualidad y las emociones que se desarrollan en la comunidad educativa que la integra.

Es decir que se valora todo lo que provenga de la mente racional, está sumida en una sociedad que practica valores y creencia totalmente materialista, dejando de lado todo lo que sea inherente a la alma humana, por ejemplo enseñar a los alumnos a cuidar la naturaleza.

El educando de hoy vive y se desarrolla en esta sociedad. Crece en un desconocimiento de sí mismo.

El Sistema educativo e institucional vigente se nutre de una mirada superficial e incompleta, pues la sociedad que la compone, vive en esa misma realidad.

Esto se puede reformar en el futuro, si todos participamos en el espacio escolar, y modificamos las normas de convivencia que regulan la actividad de la escuela.

Si nos proponemos a participar diariamente en las escuelas y romper con las estructuras y mandatos sociales que nos impiden desarrollarnos como seres multidimensionales, que los somos, podremos introducir patrones de conductas diferentes en los acuerdos de convivencia, para lograr de esta manera una visión distinta a la que ahora nos está sumiendo en la apatía y la desesperanza.

Es el momento de cambiar una estructura institucional compenetrada en un modo de vivir puramente materialista y consumista. Por un paradigma que contemple lo espiritual y emocional en la sociedad educacional.

Muchos padres y docentes observan que se está produciendo un cambio en sus hijos y alumnos, sin embargo les cuesta salirse de lo tradicional y observar la vida desde otros paradigmas más evolucionados.

El modelo social vigente hoy, nos ha llevado a esperar todo de otros, a obedecer a otro, en definitiva a una sociedad débil espiritualmente, sin participación en las decisiones que nos comprenden, ni tampoco rica en valores que nutran nuestro Ser.

El Ser Humano debe reconocerse como un Ser Espiritual, para de esa forma poder corregir, encausar y educar a los alumnos en el espacio escolar.

El sistema escolar actual, está lleno de conceptos aprendidos de memoria, y de evaluaciones que persiguen el mismo objetivo, repetir de memoria cuestiones que entendemos es imprescindible para nuestro futuro, pero todo está vacío de esencia y sentimiento, dejando a la deriva al “Ser” que debemos formar en la escuela.

La nueva escuela debe estar sostenida -no en los que “sabemos”- sino en lo que emitimos como seres espirituales que somos.


Los educadores de hoy deben ser pioneros de una nueva educación, de una nueva mirada, de una concepción del hombre espiritual.




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