Hasta ahora la escuela y el Derecho
Educativo no utilizaron la inteligencia emocional como herramienta fundamental
para cambiar el paradigma estructural que sigue vigente en nuestras escuelas y
en la formación de los alumnos.
El Plan de Derecho Educativo para la
Convivencia Escolar (PDECE) propone usar la inteligencia emocional para lograr
tener éxito en el cumplimiento de las normas de convivencia por parte de toda
la comunidad educativa.
Entendemos que trabajar con las
emociones en el ámbito escolar nos ayudará a la hora de hacer los acuerdos de
convivencia, aprendiendo a relacionarnos y vivir mejor en comunidad.
La trama de las emociones y de los afectos se ha mantenido oculta en la
escuela. Sin embargo, todos sabemos que es una parte fundamental de la vida de
la institución y de cada uno de sus integrantes.
La escuela ha sido tradicionalmente el dominio de lo cognitivo. En la
escuela se pregunta, casi obsesivamente: ¿tú qué sabes? No es tan frecuente
escuchar esta pregunta: ¿tú qué sientes?
La convivencia se ha planteado exclusivamente como un modo de conseguir un
clima o un ambiente propicio para el aprendizaje. Por eso se ha
sobredimensionado la disciplina.
Es necesario, pues, ser conscientes del enorme potencial que tiene para
cada individuo y para la institución escolar ese incalculable tesoro de los
sentimientos y de las emociones.
Hay sentimientos hacia uno mismo, hacia los otros, hacia la escuela, hacia
la sociedad. Hay sentimientos generados y desarrollados por la escuela. Hay
sentimientos en la relación de todos los integrantes que están en ella.
Las teorías sobre la inteligencia emocional han abierto una brecha en la
monolítica visión cognitiva de la inteligencia, del aprendizaje y de la
institución escolar.
Daniel Coleman, en su libro “La inteligencia emocional” expresa que: “la
alfabetización emocional amplia la visión que tenemos de la tarea que debe
cumplir la escuela, convirtiéndola en un agente más concreto de la sociedad
para asegurarse de que los niños aprendan estas lecciones esenciales para la
vida”.
El autor citado concluye expresando que: “el optimo desarrollo de un
programa de alfabetización emocional se da cuando comienza tempranamente,
cuando es apropiado a cada edad, se lo sigue a lo largo de toda la etapa
escolar y aúna los esfuerzos de la escuela con los de los padres y los de toda
la comunidad”. Termina preguntándose “¿No deberíamos estar enseñando estas
habilidades esenciales para la vida a todos los niños ahora más que nunca? Y si
no es ahora ¿Cuándo?”.
Un cambio del derecho escolar necesario y urgente
La cultura de la escuela actual está asentada sobre rituales, normas, costumbres
que están previamente fijadas o que son modificadas de forma habitualmente
jerárquica.
El
cambio de paradigma se estructura por la transformación de una norma basada en
la coerción y la coacción; que es impuesta por el miedo a la sanción; por otra normativa escolar cuyo cumplimiento se produce por la
concientización de todos los sujetos intervinientes, sobre la necesidad de
su cumplimiento para el objetivo del bien común.
La
misión del Derecho Educativo y su plan de convivencia se centraliza en el
objetivo de cambiar el paradigma del miedo en las normas escolares.
Cuando
estamos con miedo se genera una violencia que puede ser dirigida hacia uno
mismo o a otros.
Debemos
aprender y enseñar que no necesitamos establecer el miedo (por la sanción) en
las normas para su cumplimiento para disfrutar de una vida sin violencia.
Debemos
ser conscientes que las fuentes del miedo provienen de un sistema normativo
autoritario, sancionatorio y represivo, que debemos cambiar para erradicar la
violencia que existe actualmente en la escuela y en la sociedad.
El
miedo expulsa de tu vida, a la inteligencia, la bondad, la belleza y la verdad
y al final llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Debemos
aprender a que podemos descartar este tipo de normativa y reemplazarla por
normas nuevas que nos ayude a convivir en paz y armonía.
Cuando
tomemos consciencia de ello y logremos practicarlo, podremos gozar de la mejor
convivencia escolar y social.
Aprender a ser
Es uno de los cuatros pilares que
contiene el informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre educación
para el siglo XXI (Delors 1996), aprender a ser, para poder vivir juntos y aprender
a vivir con los demás.
Aprender a
ser para que florezca mejor
la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente
capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal.
Debemos recordar que la paz empieza por uno mismo,
cuando nosotros hayamos logrado alcanzar la paz interior, podremos producir
armonía a nuestro alrededor.
El miedo debe ser superado una y otra vez.
El principal valor a inculcar a cada uno de los
integrantes de la comunidad educativa es el de honrar los compromisos que
establezcan en los acuerdos de convivencia, paso fundamental para evitar la
sanción y la pena como medio eficaz del cumplimiento de la norma.
Debemos prestar especial atención a los compromisos
que establecemos en las normas de convivencia y cuando –por algún motivo- no
podamos cumplirlo, honremos nuestra acuerdo haciéndonos cargo y restableciendo
un nuevo compromiso.
En definitiva el Derecho Educativo debe propiciar
que las normas de convivencia fomenten el compromiso para lograr la
cooperación, la empatía, la conciencia social de su cumplimiento.
Aprender
a convivir aprendiendo a ser
Para lograr normas de
convivencia cuyas características sean la de su acatamiento automático sin
mediar ningún premio o sanción, debemos aprender a expresar nuestras emociones
en forma no violenta.
La paz empieza por uno
mismo.
Debemos dejar de al lado
la tendencia de seguir a una sociedad cada vez más consumista y narcisista;
creando una conciencia de esfuerzo y tolerancia y formar una unidad escolar que
acompañe a sus integrantes a conocer, entender y aprovechar las emociones,
capacitándose diariamente en lograrlo.
Para lograrlo debemos
entrenar a la comunidad educativa mediante cursos y talleres que lo capaciten
en conocer las emociones negativas (enojo, miedo, tristeza, odio, envidia etc.) alejándose de ellas para
poder controlarlas y cambiarlas por emociones positivas de amor y paz.
Ha llegado la hora de
cambiar de paradigma moviéndonos del miedo (a la sanción) al amor incondicional
para vivir mejor.
El temor (al castigo) es
la ausencia del amor.
Albert Einstein
expresaba que: “Todos tenemos dos elecciones: estar llenos de miedo o llenos de
amor”.
Las emociones como el
amor, la compasión y la felicidad son habilidades que pueden ser aprendidas.
Debemos adueñarnos de
nuestras emociones positivas, antes de que las emociones negativas se adueñen
de nosotros.
La comprensión y la
concientización de que en cada uno de nosotros existen semillas de violencia,
de rencor, de envidia, y de odio que deben ser combatidas y expulsadas de
nuestro interior, para poder trabajar con las semillas de perdón, de amor, de
comprensión y de paz, que también existen en nuestro interior y que debemos
cuidar y cultivar para lograr que sean las que den frutos en las normas de
convivencia que realicemos como meta principal de la institución escolar.
Es imprescindible
enseñar a cada una de las personas integrantes de la comunidad escolar a buscar
y encontrar dentro de él las barreras que han construido en contra del amor.
Para ello podemos usar
en la escuela una antigua leyenda Cheroque que transcribimos a continuación:
Dos lobos en el corazón
Un viejo indio decía a su nieto: "Me siento como si tuviera dos lobos
peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador.
El otro está lleno de amor y compasión."
El nieto preguntó: "Abuelo, dime ¿cuál de los dos ganará la pelea en tu
corazón?"
EL abuelo contestó: Aquel lobo al cual alimentéis.
Hoy sabemos que una cantidad enorme de enfermedades (depresión, ansiedad, fobias) y un sin fin de conflictos (laborales, familiares, personales), no están causados por lo que nos ocurre, sino por el monologo que día tras día enviamos a nuestro interior. Si nuestros pensamientos y decisiones desbordan pesimismo y desesperanza, si no dejamos de criticar y evaluar a los demás y a nosotros mismos, y si solo percibimos defectos, errores, etc...
Entonces nos sentiremos terriblemente desgraciados. Nuestra manera de pensar y decidir provoca sentimientos y actitudes similares a quien nos rodea. Nuestro reto en la vida debe consistir en decidir qué actitud tomar para no enfermar, para relacionarnos con los demás, para vivir. Si decidimos vestirnos con pasión, alegría, optimismo, ilusión, no solo nos beneficiaremos, sino que todos aquellos que nos rodean se dejarán arrastrar por una vida más intensa y productiva.
La tragedia humana sin duda, es tener que elegir durante todos los días de la vida y tener que renunciar a todo aquello que no se elige. Siempre tenemos que enfrentarnos a dos alternativas igualmente interesantes a la hora de escoger. Pero podemos decidir cambiar nuestros valores, ser dueños de nuestro estado de ánimo a cada instante, y sobre todo: reflexionar sobre nuestra existencia. Pues dependiendo de nuestras decisiones y de nuestra actitud positiva: "así será nuestra vida"
Hoy sabemos que una cantidad enorme de enfermedades (depresión, ansiedad, fobias) y un sin fin de conflictos (laborales, familiares, personales), no están causados por lo que nos ocurre, sino por el monologo que día tras día enviamos a nuestro interior. Si nuestros pensamientos y decisiones desbordan pesimismo y desesperanza, si no dejamos de criticar y evaluar a los demás y a nosotros mismos, y si solo percibimos defectos, errores, etc...
Entonces nos sentiremos terriblemente desgraciados. Nuestra manera de pensar y decidir provoca sentimientos y actitudes similares a quien nos rodea. Nuestro reto en la vida debe consistir en decidir qué actitud tomar para no enfermar, para relacionarnos con los demás, para vivir. Si decidimos vestirnos con pasión, alegría, optimismo, ilusión, no solo nos beneficiaremos, sino que todos aquellos que nos rodean se dejarán arrastrar por una vida más intensa y productiva.
La tragedia humana sin duda, es tener que elegir durante todos los días de la vida y tener que renunciar a todo aquello que no se elige. Siempre tenemos que enfrentarnos a dos alternativas igualmente interesantes a la hora de escoger. Pero podemos decidir cambiar nuestros valores, ser dueños de nuestro estado de ánimo a cada instante, y sobre todo: reflexionar sobre nuestra existencia. Pues dependiendo de nuestras decisiones y de nuestra actitud positiva: "así será nuestra vida"
Conclusión
Si sembramos pensamientos
destructivos, cosecharemos discordia y caos, si sembramos pensamientos de
confianza y seguridad, podemos crear una nueva realidad en nuestras vidas.
Cuando dejemos de
confrontar con la realidad, podemos comenzar a transformarla.
Por ello es que trabajar
con nuestras emociones, entrenándolas para que las mismas logren dar un amor
incondicional, hacia los otros integrantes de la comunidad escolar, volcando
este contenido emocional en el espíritu normativo de la escuela, no tenemos
dudas que se logrará conformar el Derecho Educativo que necesita imperiosamente
nuestra sociedad.